La situación de emergencia producida como consecuencia del Covid-19 ha producido cambios drásticos en nuestro día a día. Como individuos hemos tenido que cambiar nuestros hábitos a la hora de salir a la calle, de relacionarnos con otras personas, o incluso, en la forma de trabajar. Pero, qué pasa cuando tienes el añadido de ser una persona legalmente responsable, qué pasa cuando eres responsable de tus trabajadores o de tus clientes, qué pasa en definitiva, con la responsabilidad social de los Administradores.
La Ley de Sociedades de Capital, en sus artículos 225 a 229, establece cuales son las principales obligaciones de los Administradores, estipulando que deberán desempeñar su cargo y cumplir sus deberes con la diligencia de un ordenado empresario, y deberán tener la dedicación adecuada y adoptar las medidas precisas para la buena dirección y control de la sociedad.
Está claro que la gestión de la situación del Covid-19 no es tarea fácil para un administrador, pero ¿dónde está la diferencia entre ser un administrador diligente o ser un administrador imprudente?
Además, la ley, en su artículo 236, establece que los administradores responderán ante terceros del daño causado por sus actos u omisiones contrarios a la ley, o los realizados incumpliendo los deberes inherentes a su cargo, siempre y cuando haya intervenido dolo o culpa.
Desde luego no hay una respuesta exacta a la hora de determinar la responsabilidad de un administrador, aunque el tener conciencia de la situación de emergencia y la consecuente adopción de medidas de control y seguridad para evitar la propagación del virus en la empresa, o entre terceros, puede ser un claro ejemplo de Administrador diligente. Al final, serán los jueces quienes ante una situación de reclamación, valoren la existencia de actuaciones negligentes o dolosas en la gestión de la situación de emergencia. Esta valoración será más comprensiva, flexible y condescendiente, si el órgano de administración puede justificar sus decisiones en base a la información y recursos disponibles.
El Administrador diligente, si además quiere ser próspero y exitoso, va a tener que tomar conciencia en que la manera de hacer negocios ha cambiado. Aunque los indicadores económicos son ciertamente agoreros, vislumbrando una recesión, lo cierto es que esta no afectará a todos por igual. El que sea proactivo, tome las riendas de su negocio y tenga capacidad de análisis, contará con incuestionable ventaja. La forma con que un Administrador va a poder tomar las medidas adecuadas va a ser a través del análisis de sus finanzas, estás van a tener un papel fundamental y van a suponer la diferencia.
¿Qué acciones puede tomar un Administrador diligente?
- Llevar un control de la tesorería: esto permitirá detectar una falta de liquidez a corto plazo y llevar a cabo actuaciones preventivas. Te enseñamos a planificar la tesorería
- Elaborar un control presupuestario, que permita disponer de un objetivo mensual de Ingresos y Gastos y en consecuencia de Rentabilidad. Detectar rápidamente las desviaciones, tomar decisiones más precisas y complejas para dirigir con éxito su empresa.
- Hacer un análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (DAFO).
- Tener una relación de costos y rentabilidad por unidad o familia productiva, permitirá saber qué áreas son menos productivas.
- Revisar los principales contratos suscritos (arrendamientos, distribuidores, seguros,…), los supuestos calificados de fuerza mayor, renegociar la devolución de préstamos (Rebus Sic Stantibus), puede ser vital para la supervivencia de una empresa.
- Reforzar la seguridad informática y los procesos de comunicación.
- Hacer un análisis operacional de cada unidad productiva.
Realizando estas tareas, no solo se estará siendo un empresario diligente, sino que se estará encauzando la empresa hacia la excelencia.
Si eres Administrador y necesitas asesoramiento en estas acciones puedes contactar con nosotros y juntos tomaremos las medidas adecuadas.